Saturday 16 January 2010


Desde el balcón. Tres de luto que vivían juntas. Bajan, o las tres o una a una, y las veía apoyadas en la mediopuerta, como viendo para comentar después lo que fuera. Una que mira más bien hacia dentro, como para que se le digan cosas; y otra, que era alta, de ojos de alto vuelo, aposada y firme para pedir sin dar, echaba cierta sonrisa tajada que nos hacía volver a casa, u ojear de lado cuando ya fueramos lejos. La tercera, de ventana en su mirar, como a lo lejano. Bajo ellas, estando así en la mediopuerta, una ventana rasa, enrejada y al pie del pie, puesta para observar la caida de la lluvia. La mano, surcada como un mapa al modo de los rios, levanta y dice, y uno que se acerca para oir algo que sajara una rutina, o cumpliera un saber sabido.

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